Pungueada
andar en bicicleta que pedaleo y amo pedalear.
Hasta el día de hoy nunca me había tocado perder
algo tan valioso. No por precio de la bici sino
por el amor que uno da y recibe de un objeto tan
noble. Ojalá que el avivado que se llevó mi bici
(el mítico Halcón Milenario) sepa darle el valor
que tiene y no lo cambie por 20 pesos, que bien
podría estar ganando en un día de trabajo, como
muchos de nosotros hacemos.
Dudo que aparezca nuevamente, pero si alguno de
ustedes ve pasarlo, me avisa. Esta es una foto del
halcón y mi teléfono. Es plateado, con un
portaequipajes atrás (que en la foto no está), es
veloz, noble como la de muchos de ustedes, tiene
mucha magia y rock, y es probable que sobre él
esté viajando alguien que no lo aprecie tanto como
yo.
A vos Halcón, seguí quemando caucho y rodando
asfalto como sabés y gracias por tanta alegría,
diversión y amistad durante tantos años.