kilómetros nos propusimos hacer una distancia mayor a la que estábamos
habituados. Linda manera de arrancar el año después de los excesos y el
jolgorio de fin de año y año nuevo. Y de las vacaciones.
Las opciones fueron variadas: intentar ir a la costa en bici (San Clemente,
como muy lejos) laguna de Lobos, San Pedro, y así durante dos o tres
semanas. Finalmente elegimos Chascomús. Nos pareció que las gambas
nos daban para hacer 120/130 km en un día. O, lo que es lo mismo:
250/260 km en dos días seguidos. Si bien los cuatro días del feriado
tentaban a cualquier cristiano, decidimos, por cuestiones de tránsito, hacer
el viaje los días domingo 2 (ida) y lunes 3 (vuelta). Ya intuíamos que iba a
estar colmado de autos el sábado y el martes. En eso, en parte, la
pegamos.
La hoja de ruta se compuso de la siguiente manera: salida desde Burzaco
(zona sur del conurbano bonaerense) por la ruta 210 hasta Brandsen;
luego, atravesar el pueblo hasta encontrar la ruta 29 y de allí hasta
Ranchos; nuevamente, entrar a la ciudad hasta la ruta 20 que llega a
Chascomús. Es fácil ubicarse si se tiene en cuenta que hay que entrar a los
dos pueblos para encontrar las rutas. Aunque, en verdad, se nos complicó
un poco y de Ranchos nos pasamos cerca de cinco kilómetros. La misma
ruta ida y vuelta. Se descartó la ruta 2 por el tránsito. Y por las dudas sobre
lo factible de usar las banquinas en esas jornadas.
Para alivianar la carga decidimos ir a un hostel, el único en la zona. Fue
descartado el camping porque implicaba la carpa y la bolsa de dormir y dos
bicicletas que no eran las que teníamos.
Las bicicletas son singlespeed. Una fixie, la otra no. Sí, una fixie haciendo
cicloturismo no es lo más recomendable, por una cuestión de seguridad
más que nada. La fixie con una relación de 44 dientes en el plato y piñón
de 15 o 16 dientes (no recuerdo). La otra, la mía, también con plato de 44
dientes y piñón de 13 dientes. Cuadros de aluminio, ruedas 700x23.
Inflador, gatorades, frutas secas, barritas de cereal y de las proteicas,
cámaras, parches, mudas de ropa y algunas herramientas.
Salimos el domingo 2 a las 7am. El viento estaba tranquilo, la ruta, hasta
San Vicente, parecía como si fuera un domingo más. En Brandsen,
agarrando la 29, ya empezamos a ver más autos. Algunos estaban
apurados por llegar a MardelPlata antes de que se les devaluara la guita.
(¡Cuak!) Cada 10 km cambiábamos la punta. Eso se nota, aunque seamos
dos. En la entrada de Ranchos nos detuvimos en la Petrobras y seguimos
por la 29 porque no entendimos las indicaciones del playero. Resultado: 10
km de más. Volvimos, atravesamos Ranchos y agarramos la 20. En todo
este trayecto promediamos los 25kmp/h, con picos de 28 y 30 kmp/h.
La 20. Un párrafo aparte. El asfalto horrible, por momentos sin delimitación
y con ondulaciones muy marcadas, sumado al viento en contra, nos arruinó
el buen promedio que veníamos teniendo. Las rutas 210 y 29, en
comparación, están en muy buen estado, a decir verdad. Fue entonces
cuando las piernas empezaron a agotarse y a doler. No podíamos pasar la
barrera de los 20kmp/h y los 30km fueron como cien.
Pero llegamos. El velocímetro acusaba las 13.45. El hostel estaba muy bien
y con ocupación total. Elongamos mucho y varias veces. Tuve que pedir
cremas hidratantes a las compañeras de habitación porque los muslos se
me habían prendido fuego. Tenía el jersey marcado en los brazos. Mal,
muy mal no haber traído el protector solar. Al poco tiempo llegaron tres
bikers que venían de Alejandro Korn; habían tomado otra ruta que es de
ripio y habían venido muy tranquilos. Entre 18 y 20kmp/h, nos dijo el
muchacho. Después la siesta, el paseo por la laguna, el acondicionamiento
de las bicis y un buen plato de ravioles en “Lo de Mirta”. Y hasta mañana.
Había corso y todo en Chascomús. Juro que no sentí nada después de
apoyar la cabeza en la almohada.
El lunes salimos 7.30 y poco a poco se fueron sintiendo los 135km del día
anterior (10 de más). Dolía el de atrás. Agarramos la 20 y veníamos solos.
Y con viento a favor. Clavados en los 25kmp/h. Las vaquitas miraban
impávidas a estos dos locos un lunes de carnaval, a las 8 de la mañana,
más frescos que una lechuga. En poco tiempo llegamos a Ranchos,
atravesamos el pueblo y agarramos la ruta 29. Ahí fue cuando nos topamos
con tránsito. Y lo peor: con camiones. Además, llegamos a la conclusión de
que la 29 tiene, casi en todo el trayecto, una leve pendiente. Ahí
entendimos la velocidad del día anterior. Hay que guardar las piernas,
lección uno del cicloturismo.
Entonces no quedó otra que concentrarse con algunos temas musicales
(no excesivamente altos por seguridad) que cargaban de pilas. Se me
durmieron las manos varias veces. Después, Nahuel me mostró un post en
donde explicaban que es por el peso que deben soportar las muñecas
cuando no está bien equilibrado con el peso que soporta el asiento, cosa
que voy a probar en futuros viajes.
Luego Brandsen y la 210. Viento normal. A la altura de Alejandro Korn, a
escasos 10km de Burzaco pensé que no llegaba. Repito: pensé que no
llegaba. Y todos lo pensamos alguna vez. Un dolor en la parte posterior de
la rodilla derecha me empezó a dificultar el pedaleo. Fueron 10km fatales.
Veníamos cansados y paramos dos veces en ese tramo.
Y por fin, llegamos, muy cansados y cuando el reloj marcaba las 14.30
aprox.
Es un lindo viaje para hacer. A pesar de todo, anduvimos bien con ese
kilometraje. Quizá, en lo personal, no haría más de 60 o 70 km por día en
un viaje más largo. Además de toda la atención que uno debe prestar en la
ruta (la estadística de cafetín que hicimos es que hay un boludo que se
creer Schumacher cada 15 ciudadanos correctos) hay momentos que hay
que concentrarse en seguir un ritmo cómodo y constante. Sirve andar a
ritmo. Así se llega a cualquier parte.
