YPF Cross Series - Lujan 2004

Domingo 14 de marzo de 2003, el sol brilla en el cielo azul, los pájaros cantan y de fondo se escucha música de película de Tom Hanks y Meg Ryan. Bueno, stop. Vamos de vuelta. Ahora, sí. Primera hora de domingo, suena el despertador. Por más que estás esperando la carrera desde hace tiempo, pagás fortuna por cinco minutos más. “¿Quién me manda a mí?” o, en las sabias palabras de un icono del mountain -léase Charly a.-, “es dura la vida del cross-serista”. Entonces, ponés los sistemas en funcionamiento. “¡Uy! La carrera”. La carrera es la que hacés preparando las cosas porque te tomaste esos cinco minutos que pedías y se te hizo tarde. ¿Mochila? listo, ¿rompe vientos? listo, ¿botiquín? listo, ¿powergel? -esto es lo más importante cuando estás desahuciado, pidiendo a gritos que bajen el ritmo- listo. Todo listo. ¡Pará!, la bici, menudo detalle. Ahora sí, todo listo. Estancia Santa Elena es un lugar muy copado. Un casco de estancia enorme, un parque espectacular, hasta tiene jaulas con papagayos. Nunca visto. Estacionás el auto, preparás todo y te inscribís. Ahora lo que te queda es esperar. En las carreras pasa algo muy particular, hay algo en el aire. Hay mucha energía junta y se siente. 10, 9, 8... Cada equipo -con su hinchada: familia, amigos, etcétera- esperando que la cuenta regresiva llegue a cero y le toque largar. 7, 6, 5, 4... Es una explosión de energía; energía que se viene acumulando a medida que los corredores llegan, que hacen el chequeo final, que acomodan sus cosas en el parque cerrado, que entran en calor, que elongan. Simplemente esperan. Esperan y están ansiosos. La adrenalina fluye y es contagiosa, crece y se esparce como el fuego, hasta que 3, 2, 1... explota. Largaron. Primero, diez kilómetros a pie. Hay que ser cuidadoso, Luján es traicionero. Los senderos son muy pintorescos, pero hay que tener mucho cuidado con el terreno. No es poco el barro ni tampoco los pozos y más de uno salió lastimado. Además el sol pega muy fuerte y lo que es duro se hace durísimo. Llegás al parque cerrado, por más que vengas jugado ya hiciste la mitad de la carrera. Te cambiás rápido, te mojás la cabeza -fundamental-. Zapatillas de bici, casco y a seguir. La bici es dura y el sol no afloja. Pedaleás y pedaleás. Te parás en la bici, sentís que los cuádriceps van a explotar, pero la bici no se mueve. El pasto te frena un montón. Es durísimo. Cuando te parece que ya no das más, que venís tan pasado que te vas a caer de la bici, un alto. Es el río cross. Dejás las cosas y corrés uno metros para tirarte en una lagunita, que bien podría ser una fosa séptica, y nadar 50 metros. Apesta, pero el agua fría te viene tan bien. Cuando te subís a la bici estás nuevo. “Dos kilómetros, bote, dos kilómetros”, pensás. No queda tanto o, mejor dicho, lo más duro ya pasó. Salís del parque cerrado y corrés para los botes. El río Luján está calmo, se puede remar bien -si es que te quedo algo de fuerza-. Son cinco kilómetros. A esta altura ya querés llegar, comer, quedarte quieto. “Cambio en cinco. Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Cambio”, bajás la cabeza y te concentrás. Hay que terminar. Por fin te bajás. Es tán incómodo estar sentado -quieto- en ese bote después de correr diez kilómetros y pedalear treinta. Rezás por no acalambrarte. A correr de vuelta, son dos kilómetros, nada más. Corrés por inercia, que no te saquen el envión porque te mataron. A la mitad del recorrido la segunda prueba especial, una tirolesa corta que cruza el río. Ya está, queda un kilómetro, nada más. No pensás, corrés. La carrera ya empezó, empezó semanas antes cuando especulabas sobre las cubiertas, sobre la lluvia, sobre el barro, sobre transiciones. Carrera es todo. Carrera es la adrenalina de la largada y la ansiedad de que llegue el momento de largar. Carrera son sesenta kilómetros contra doscientos equipos y un diez mil contra el reloj. Carrera es tensión contenida, es una explosión de energía de seiscientas personas que -como vos- comparten ansiedad, emoción, esfuerzo, entrenamientos, todo apuntando a un solo día. Carrera es todo; es equipo, amigos, satisfacción. Carrera es todo. Carrera es esfuerzo y dolor, frustración y logro; es llegar a la meta y decir: ¡Puta, loco! Corrí.









CHARLY A. TEAM
Una Idea de Charly Achaval, no juntar un grupo de corredores profesionales sino formar un equipo de cero, un equipo de amigos, que entre estudios y trabajo, se entrena y da lo mejor de sí para obtener en el circuito YPF Cross Series los mejores resultados posibles. Y que mejor manera de dar lo mejor de cada uno que contratando como entrenador a Diego Ardaiz que con la ayuda de “Pato” Rodríguez brindan toda su experiencia no sólo como entrenadores sino también como corredores.